La egolatría vale su peso en canas

José Solano Solano

27 de Abril de 2014

La hecatombe llega a su fin. Eso que el ministro Roverssi llama “el valioso gobierno de doña Laura Chinchilla” [1] terminará, para dicha del pueblo costarricense, el próximo 8 de mayo. Y si el lector analiza esto desde un plano meramente científico, se dará cuenta que Einstein tenía razón (otra vez): "Cuando cortejas a una bella muchacha, una hora parece un segundo…”, pero contemplar este desgobierno costarricense, “un segundo parecerá una hora”. Si eso es un segundo, ¿imagine lo que fueron estos cuatro años? ¿Acaso podrá refutar el amable lector la maestra genialidad del famoso excéntrico científico alemán?

 

Pero no todo es tan relativo en esta vida. Para demostrarlo, se hace necesario hablar de una parte de esta tormenta que pasó por Costa Rica durante cuatro años: el Ministerio de Educación Pública. ¿Y por dónde empezar? El “subversivo Garnier” [2] llevó a cabo una serie de “reformas” de escalada monumental, pero con la monumentalidad del Gran Cañón: un hueco profundo donde muchos se asoman para ver lo que está en el fondo. Y así es: primero está el programa Ética, Estética y Ciudadanía; luego se podría avanzar hacia los famosos “adelante y arrastre”; se llegaría a la ridícula y burlesca farsa de “más educación, menos papeleo” y se culminaría con lo que, espera el ministro, sea su cierre con broche de oro: los programas de Estudios Sociales.

 

Pero si don Leonardo llega a leer esto, no piense que se trata solo de una crítica ácida en contra de su persona. Habrá que alabarle algunos buenos aportes, tal es el caso del programa de afectividad y sexualidad, el cual fue defendido a ultranza en su momento. [3] Y quizás, hilando más fino, se podría encontrar alguno que otro buen elemento para destacar su actuar como regente de esa cartera.

 

Sin embargo, hablar de estos ocho años de Leonardo Garnier como ministro de educación sería redundar en el asunto por enésima vez. Habrá solo que reconocer su prepotencia y necedad al finalizar su gestión, especialmente con el tema de la reforma a los programas de Estudios Sociales. La referencia a esto se debe a la reunión que tuviera con la que será ministra de esa cartera, Sonia Marta Mora, en la cual el ministro aseguró, en referencia a la posibilidad de no aprobar los programas en estos días, “que esta petición sería muy difícil de cumplir.” [4] Esto lo afirma cuando dice que depende del Consejo Superior de Educación, pero se le olvida al ministro que fue él quien los ingresó a discusión y por tanto, solo él podría quitarlos de ahí.

 

Los programas de Estudios Sociales son, quizás, de los proyectos que más inconformidad han generado entre la población docente, al menos entre los de esa área. Son también los que más discusión han tenido en los medios de comunicación debido a la férrea oposición presentada por los educadores y los diferentes gremios, así como de las universidades. Pero más claro no podía ser: reformar unos programas que, gústese o no, cuentan con un peso ideológico muy fuerte, donde los educadores comprometidos deben resistir y combatir día con día para opacarlos desde su misma naturaleza, es una necesidad urgente para los que han gobernado siempre. Por tal razón, la terquedad del ministro por modificar los actuales programas (deficientes por cierto), se ha convertido en su sello desde principios de año. ¿Será que hay alguna editorial a la que ya se le concesionó la elaboración de los textos? De Procesos no se aprende nada, definitivamente.

 

Los nuevos programas que quieren implementarse son la herramienta para perpetuar el estado de cosas que han acarreado al país a su situación actual. Mantener una posición tan obstinada frente a críticas tan abrumadoramente fundamentadas, solo deja entrever que realmente no se trata de un servidor público, sino de sí mismo, de su orgullo.

 

Rellenar de contenidos por aquí y por allá no remedia el problema. Es como pretender ser subversivo mientras se sigue haciendo exactamente lo mismo. Subversión es cuestionar, criticar y actuar. No se trata de escribir un manifiesto cargado de egolatría donde se diga: “Hice esto y aquello”. No es hacer un programa de estudio donde las fuerzas del mercado se sienten a reposar sobre los hombros de los futuros trabajadores del país. Eso es tarea de economistas liberales, no de un ministro de educación. ¡Ay cierto! Perdón.

 

Es imposible que exista una futura sociedad crítica si se eliminan las únicas posibilidades para que ello ocurra. Esto solo llevará a concretar el proyecto del “país más feliz del mundo”. Pero lo peor que puede suceder es que los niños y jóvenes terminen como los educadores de hoy: con una capacidad de tolerancia casi infinita, siempre temerosos, en un país tan feliz que quejarse es pecado, en especial los profesores (excepto si el pueblo se llama Caracas o al presidente le habla un pajarito). Aunque eso de salir a las calles a hacer un berrinche de verdad no es algo que desvele a los educadores, seguro porque se desentonaría con tanta sonrisa que abruma en la calle. ¿Para qué molestar a tantos que trabajan como mulas en este país, incluso si no se les pagara el salario?

 

Como notará el señor ministro, esta crítica es un grito exasperado contra una sociedad asustadiza a la que le tiemblan las rodillas cuando personas como él hablan y se acarician el cabello. Ya se sabe que él no escucha, no atiende ni entiende razones. Le podría decir el mismísimo San Juan Pablo II (después de regañarlo por irreverente) que está equivocado y aun así, se mantendría incólume, en medio de sus errores, pero incólume.

 

¿De qué sirve, al final de cuentas, que los expertos historiadores y geógrafos, pedagogos universitarios y de educación secundaria y hasta el colegio profesional de los educadores le digan que hay cosas que están mal en ese intento de reforma? Lo que sucede alrededor de estos programas no son solo pataleos sindicales, como podría pensar el ministro. Lo que ha quedado de manifiesto en estas semanas que vienen desde principio de año, es que los heredados aires de grandeza de Leonardo provienen de las malas mañas de los hermanos Arias. Habrá que esperar si la megalomanía no se le contagió y que eso de “su despedida” con bombos y platillos sea solo una especulación. [5]

 

Notas

 

[1] Cerdas, D. 5 de diciembre de 2013. Roverssi afirma que la gente valorará a Laura Chinchilla pasado el Gobierno. En periódico La Nación, versión digital. Consultado en: http://www.nacion.com/nacional/elecciones2014/Roverssi-valorara-Laura-Chinchilla-Gobierno_0_1382461834.html

[2] Ross, A. 28 de enero de 2013. Leonardo Garnier: ‘Estamos tratando de hacer una educación subversiva’. En periódico La Nación, versión digital. Consultado en: http://www.nacion.com/nacional/comunidades/Leonardo-Garnier-tratando-educacion-subversiva_0_1320268087.html. Para analizar la refutación a este artículo lea: Solano, J. 2013. La educación subversiva de Garnier. ¿De qué lado dormirá? En EquipoCritica.org. Consultado en: http://www.equipocritica.org/reflexion-editorial/editoriales-anteriores/la-educacion-subversiva-de-garnier-de-que-lado-dormira/

[3] Solano, J. 2012. Apunte Jurídico en Materia de Educación Sexual en Costa Rica. En EquipoCritica.org. Consultado en: http://www.equipocritica.org/reflexion-editorial/editoriales-anteriores/apunte-juridico-en-materia-de-educacion-sexual-en-costa-rica/

[4] Peña, S. 25 de abril de 2014. Pago de salarios y nombramientos preocupan a Ministra designada del MEP. En Telenoticias. Consultado en: http://www.teletica.com/Noticias/51373-Pago-de-salarios-y-nombramientos-preocupan-a-Ministra-designada-del-MEP.note.aspx

[5] Noguera, J. 25 de abril de 2014. Disfrazan de festival de arte despedida de Leonardo Garnier. En La Prensa Libre. Consultado en: http://www.prensalibre.cr/nacional/102010-disfrazandefestival.html 

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